Corría sin parar, con ningún
rumbo fijo, tan solo con aquel al que sus piernas le dirigían. Miles o incluso
millones de árboles se arremolinaban a su alrededor, pero estaba decidida a que
eso no fuera un impedimento para seguir. De repente, ante ella se dispuso un
gran claro apartado del mundo del que ahora mismo ansiaba alejarse. Aminoró el
paso hasta casi terminar caminando pausadamente hacia el gran claro al que le
había llevado el inmenso laberinto. Se paró inesperadamente en el centro de
aquella gran espesura, cruzó levemente las piernas y fue bajando lentamente
hasta casi rozar el suelo. Cerró ligeramente los párpados mientras aspiraba el
delicado olor impregnado por la gran variedad de flores que se disponía a su
alrededor. Oía el ligero roce de las ramas impulsado por pequeñas ráfagas de
aire fresco. De repente un suave aleteo la despertó de su ensoñación. Una gran
discusión se cernía en su interior, la curiosidad o el recelo a lo que podría
encontrar ante sí. Decidida no le daría más opciones a la duda, después de todo
eso era lo que la había conducido de una forma u otra hasta aquel lugar. Poco a
poco fue abriendo ligeramente los ojos, hasta darse cuenta de lo sucedido. Una
pequeña golondrina de extraordinarios colores la miraba fijamente. Sorprendida,
desconcertada tal vez, no sabía cual de estos sentimientos predominaba en esos
momentos. Casi de forma instintiva, quiso levantarse y acercarse aun más, ver
si realmente era aquello cierto, o simples divagaciones de una mente llena de
ensoñaciones. Tras unos segundos, dedujo que en algún momento tendría que
moverse, aunque simplemente fuera un ligero movimiento para evitar que se le
durmiera manos y piernas. Pero no quería o no podía dejar que todo se esfumara
por un insignificante movimiento. La fuerza e intensidad con la que aquel ave
conseguía introducirse en su interior era casi humano, como probablemente
ninguna otra persona se molestaría en hacer ahora. Decidió arriesgarse como
probablemente hacía mucho tiempo que no se atrevía. Dejó caer suavemente los
brazos a ambos costados mientras intentaba ponerse de rodillas lo más
sigilosamente posible. Intentaba tranquilizar su respiración, haciéndola más
pausada para evitar alertar al enigmático animal. Parecía conseguirlo poco a
poco, cuando se desestabilizó y cayó suavemente a un lado, lo suficiente como
para ahuyentar a cualquier animal, pero al parecer no lo suficiente como para
alejarlo a él. Extrañamente el siguió con su misión acercándose lentamente
hacia ella. Su sorpresa ya era algo inexplicable, increíble, indescriptible. La
paz y tranquilidad que aquel ser emanaba con cada paso. Cuando apenas quedaban
unos milímetros de distancia, decidió que era momento de que ella se arriesga,
quiso levantar la mano lentamente para alcanzar a tocar ese suave plumaje, pero
inesperadamente el pequeño animal levantó las delicada alas. De forma
instantánea sus esperanzas se esfumaron de forma fugaz hasta que vio sus
intenciones, posarse sobre el dorso de su mano. Lo único que necesitaba para
entender lo que debía hacer. Se levantó rápidamente con el brazo aún en alto.
Subió las colinas próximas, pese al gran esfuerzo, estaba decidida a lograrlo.
Tras la dura caminata llegó a la esperada cima, donde pudo ver, admirar y
sentir las preocupaciones y alegrías de esa ciudad a la que llamaban hogar, la
que la oprimía y le obligaba a comportarse de manera ridícula y un tanto
racional. Sin dejarle ser o actuar realmente como quería o simplemente le
apetecía. Mostrarse realmente como era, es y le gustaría llegar a ser un futuro.
Porque condicionarnos es algo que nadie debería tener el placer de hacer,
puesto que ni siquiera nosotros sabemos el límites de nuestras capacidades o
nuestro gran potencial. Dejar de ser pequeños pájaros enjaulados y convertirnos
en seres libres. Se dio la vuelta, dándole la espalda a aquello que a partir de
ahora lo llamaría tan sólo un recuerdo más del pasado. Para vivir una vida que
le perteneciera , aunque vivir en una sociedad sin críticas ni prejuicios y tan
siquiera ordenes o mandatos es algo que aún no hemos aprendido a hacer.